lunes, febrero 23, 2009

Hable con su hijo...

No espere tener la seguridad de hacerlo bien, simplemente es necesario que lo intente.
Si lo intenta, su hijo percibirá el mensaje:que se ocupa de él, que hace un esfuerzo para conocer su mundo, que en algo lo entiende o trata de entenderlo,que quiere saber sobre los problemas que enfrenta,que está presente cuando lo necesita, que está abierto a escucharlo, a comprenderlo y a acompañarlo.
Hable con su hijo...
Si usted deja que su hijo sólo escuche las opiniones de los demás, está perdiendo una valiosa oportunidad, la oportunidad de que sienta que usted siempre está de su lado y a su lado.
Cuando usted hable con su hijo sobre sus problemas y los retos de la vida cotidiana, sobre el futuro, sobre la honestidad, sobre la noche, sobre las buenas y las malas compañías, sobre el alcohol o sobre las drogas, podrá parecerle que él no lo escucha.
No lo sienta así, hace un tiempo atrás, fue a usted quien le costó escuchar y aceptar los consejos de sus padres,y es lo mismo que su hijo está haciendo ahora.
Sin embargo, más allá de que sienta que no lo escucha,sus palabras tienen un peso especial por el simple hecho de que es usted quien le habla.
Siga intentándolo...
Si él no acepta sus palabras ahora, las recordará semanas o meses más tarde,y lo buscará para hablar, y si no es así, cuando pase el tiempo, cuando se enfrente a nuevas dudas, reconocerá que usted estuvo a su lado, que lo quiso ayudar, que lo hizo de la mejor manera que pudo, que quiso compartir, que le importó, y se acercará para conversar nuevamente.
Esté dispuesto a darle siempre una nueva oportunidad,no espere tener la seguridad de hacerlo bien,simplemente es necesario que lo intente.
Siempre que pueda, hable con su hijo...
Gentileza, Marian Benedit

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