lunes, julio 02, 2007

CONSCIENCIA


CONSCIENCIA

La Consciencia no existe por sí misma, es fruto de la interacción de dos polaridades: el poder de la energía creadora y la receptividad de la matriz universal. Se la denomina Hijo, en lenguaje místico. Podemos comparar su surgimiento con una chispa cuando la tensión eléctrica entre dos polos alcanza un grado determinado. Para manifestarse, la conciencia se proyecta de plano en plano, de Espejo en Espejo, en una sucesión de imágenes. En la evolución humana llega a encapsularse en la idea del yo - imagen instrumento que utiliza para revelarse. En el transcurso de este proceso, lo que para la conciencia era, al comienzo, el instrumento de aprendizaje, se transforma en su prisión y tendrá que ser destruido en cuanto despierte a realidades mayores.

Hecha a semejanza del Creador, la conciencia posee en su centro al cosmos entero. Mientras los dos polos (el impulso creador o voluntad divina, y la matriz universal ó actividad de los Espejos) estén electrizados, esa chispa existirá. Por eso se dice, simbólicamente, que el cosmos está sustentado por la Voluntad Suprema y, si por un instante esa Voluntad se retirase, todos los universos dejarían de existir. La conciencia está presente tanto en el sustrato de la manifestación como en el soplo de vida que la anima. Es el camino y el caminante; está dentro y fuera de todas las cosas; se muestra múltiple, aunque sin perder la integridad. Su totalidad todavía es desconocida por el hombre terrestre, mas le está permitido penetrarla. El sentido de individualidad originado en la mónada proyectado en el espejo del alma y reflejado en el ego humano, es el fundamento de todas sus ilusiones.

La conciencia no es el cuerpo ni la energía que el hombre expresa; es la realidad de la esencia, indestructible, que puede polarizarse en niveles más densos ó más sutiles, dependiendo de lo que la atrae. Esa atracción determina qué cuerpo actuará como su principal vehículo de manifestación. Los cuerpos pueden ser destruidos, suprimidos o fusionados; en cambio la conciencia puede elevarse o decaer, pero su integridad jamás se modifica. La conciencia pasa por diversos reinos hasta llegar al humano - transición que la acerca a la Fuente. Después de integrarse en el reino humano, a lo largo de su evolución la conciencia se eleva de nivel en nivel, deja aquellos donde prevalece la separatividad del ego e ingresa en los niveles de vida anímica, grupal, y después en otros más sutiles, hasta llegar al monádico y al divino. En fases sucesivas, alcanza el estado de Avatar y entonces toma caminos cósmicos más abarcadores, es decir, al proyectarse en planos cada vez más densos, la conciencia se encuentra, en sentido bastante amplio, en camino hacia el Origen. Este proceso es análogo al de un rayo de luz que, partiendo del Sol, continúa ligado a él; se refleja en miríadas de formas y, enriquecido con nuevos colores y matices, es reabsorbido por el Sol como vibración. La interacción de la conciencia del hombre con fuegos inmateriales activa en él facultades latentes. Esas facultades regularán en el futuro la relación de la humanidad con el universo y hoy pueden despertar en cierta proporción. Como se expresan por medio de leyes supranaturales, no necesitan esperar para revelarse.

A la conciencia no le caben denominaciones. Tiene sus raíces donde no existen clasificaciones, donde prevalece la unidad absoluta.

LÉXICO ESOTÉRICO, de Trigueirinho


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